La Fuerza

Cuando por la noche la anciana miró las sagradas piedras vio algo que la hizo estremecer: una mujer de la tribu estaba preparada para empezar el viaje hacia la Fuerza. 

Sintió de nuevo esa especial emoción que ya conocía. Empezó a repasar mentalmente si en los últimos tiempos había visto algo distinto en alguna persona, si había algún indicio, pero no obtuvo ninguna respuesta. Tendría que esperar al día siguiente.

Cuando el día aún no había nacido, el halcón dio tres vueltas en círculo sobre el campamento. Era la señal. Ahora, la Anciana sólo tenía que esperar pues la primera joven que saliera de su tienda era la que el Poder ya había elegido. Miró el campamento que se extendía por debajo de la roca sobre la que se había sentado. Sintió mucho amor dentro de ella por aquellos que para ella eran sus hermanos, sus hijos e hijas, en su rostro se dibujó una sonrisa al pensar en aquellos pequeños que llenaban de risa su soledad.

Pero, alguien más permanecía despierta. Acostada, con los ojos fijos en el techo del tipi, su cuerpo no paraba de estremecerse. Había soñado, y en el sueño una voz profunda le había hablado. Tenía que partir, tenía que ir en busca de su Fuerza y conocer su Verdad. Tenía que ir al encuentro de sí misma para luego poder servir a su tribu y enseñarles un nuevo camino. 

En silencio se levantó y salió hacia el frío de la mañana. Apenas habían aparecido las primeras luces del día, el campamento permanecía tranquilo mientras todos dormían, pero ella sabía que la anciana la esperaba.

Cuando llegó a su lado esperó en silencio a que la Anciana le invitara a hablar. Aquella mujer, a pesar de su edad, conservaba una belleza y majestuosidad que siempre había admirado. "Algún día seré como ella", se dijo.

La Anciana tenía preparado un asiento a su lado, con un gesto le invitó a sentarse y con la vista perdida en el cielo le habló así:

"Las piedras, niña, me anunciaron que ha llegado tu momento. Debes partir al encuentro de ti, de lo que eres, de lo que tendrás que ser.

La verdad que hay en tu interior sólo la puedes descubrir tú. Pero ten cuidado, habrá muchas pruebas para ver si realmente quieres conocer lo que hay en ti.

Muchas otras mujeres lo han intentado antes, pero muy pocas han podido llegar hasta el final.

El Poder te ha llamado, él te lleva a que camines por la Espiral, a que descubras cómo todo está unido dentro de ella, a que veas cómo formas parte del Universo y puedes tú, desde tu pequeña persona, sentir la Fuerza de la Creación. 

Recuerda, para el Poder el tiempo no tiene ningún significado, no tienes un tiempo para llegar al final, sólo tienes que caminar y no oponerte a su movimiento.

No debes detenerte ante nada. Hay muchas ilusiones en el camino que tratarán de que te desvíes. Algunas serán muy atractivas, otras te producirán temor, unas y otras no son reales, por ello deberás aprender a ver, a discernir y, sobre todo, a elegir.

Recuerda siempre que la verdad que hay dentro de ti no depende del exterior sino de ti.

El lugar donde tienes que ir es mágico. Aquello que desees lo tendrás, aquello que pienses se convertirá en realidad. Si tienes temor crearás peligros, si confías en ti las cosas sencillas serán.

Una soñadora tiene que tener control sobre sus pensamientos, no puede ser débil, no puede dudar.

Recuerda siempre que si quieres tener la Fuerza deberás confiar en ti, deberás escuchar la voz que hay en tu interior, no podrás confundirte por lo que veas ni por lo que oigas, pues los sentidos son malos consejeros para aquel que quiere llegar al Poder.

No olvides, por mucho tiempo que estés fuera, que el objetivo de tu viaje es encontrar la Fuerza, tu Verdad, la razón de ser de tu existir y para ello nunca estarás sola.

Abre bien los ojos y permanece siempre atenta, así podrás ver que hay muchos Seres que te cuidan y te acompañan en tu solitario viaje.

Recuerda, aunque camines sola nunca lo estarás, porque la Madre siempre es generosa y te dará todo cuanto necesites. Mas una cosa siempre tienes que tener presente, la Madre no admite condiciones, ni gustos, ni preferencias. La Madre sólo da cuando no se pide, sólo atenderá tus llamadas si hay humildad en tu corazón. Si le pones condiciones se volverá en tu contra y entonces, niña, sí que conocerás el dolor de la soledad.

Recuerda siempre que sólo encontrarás la Fuerza si descubres que ya está en ti, porque tú eres parte de la gran Red, y como parte posees todas sus cualidades, pero sobre todo posees su energía: LA FUERZA.

Esto es todo cuanto ahora yo te puedo decir, ahora debes de ser tú quien decida si quieres recorrer el camino, si tienes valor, si deseas volar más alto".

Agua Oculta, que era como se llamaba la joven, dio gracias a la Anciana y partió. 

Pasaron muchos años antes de que Agua Oculta volviera al poblado. Cuando regresó la niña se había convertido en una mujer sabia que empezó a enseñar a todos cómo caminar hacia la Fuerza. 

Cuando alguien le preguntaba cómo caminar hacia la Fuerza ella le decía: "primero debes descubrir que la Fuerza está dentro de ti".

Cuento Indio por Elena G. Gómez